Historia

NUESTRA HISTORIA (1916 – 2016)
CIEN AÑOS “EDUCANDO INTELIGENCIAS POR MEDIO DEL AMOR”
Madre Teresa Rodón Asencio

La finca donde se encuentra el Colegio de Pozuelo fue comprada por la Congregación de religiosas franciscanas de Nuestra Señora del Buen Consejo, al matrimonio D. Antonio Benítez Guerrero y esposa, Dña. Antonia Ruiz Fernández, para ser una residencia de descanso y recuperación de la salud de las niñas, hijas de presos, que vivían en el Paseo del Rey, Madrid. Las hermanas vivían ya en la finca en una casita que este buen matrimonio les prestó. Ellos mismos construyeron el nuevo pabellón para las primeras niñas que llegaron a Pozuelo de Alarcón; serían alrededor de cuarenta.
Pasado algún tiempo se edificó un pabellón de nueva planta para la vivienda de hermanas: en el piso bajo, la capilla y clases; en el primero, la residencia de las hermanas y en el segundo, el noviciado. Justo, al lado, estaba el edificio de las niñas, que contaba con un sótano, bajo y primer piso. La finca contaba con una hermosa huerta.

Desde la fundación (1916) hasta la guerra civil

En 1916, se trasladaron todas las niñas desde el Paseo del Rey a “la nueva sucursal establecida en Pozuelo”. El motivo fue realizar obras de ampliación en la casa del Paseo del Rey. A partir de ese momento queda fundado el Colegio denominado “Asilo de niñas desamparadas e hijas de presos”. Las primeras alumnas del Colegio fueron las residentes, así como, alumnas externas pertenecientes a las familias de Pozuelo de Alarcón.

Con la llegada de la Guerra Civil, la casa fue brutalmente destruida, después de haber servido como refugio de los soldados. Al finalizar la guerra, el restaurarla fue el objetivo primordial de la recién nombrada Superiora General Madre Alicia Bardales, pues, era la única casa de la Congregación, en Madrid, una vez terminada la contienda.

Desde los años 40 hasta la llegada de la democracia

El 20 de octubre de 1940 volvían a abrirse las puertas del Colegio, esta vez con niños en lugar de niñas, a petición de la Protección de menores. (cf. Demografía histórica de Pozuelo de Alarcón 1940 – 2000, pág. 51. Mª Esperanza Morón García)

Difíciles en extremo fueron los años de la postguerra en esta casa. Había muchas personas que alimentar y casi ningún recurso económico. De aquí nació esa sensibilidad tan fraterna que en todas las comunidades había hacia la fundación de Pozuelo, de ayudar económicamente a su mantenimiento.
En el sexenio de 1952-1958 se realizaron obras considerables y en 1960 se ampliaron las instalaciones del colegio, mejorando la infraestructura y demás dependencias de las niñas.
La construcción de la vivienda de las hermanas en 1970, situada en la parte baja de la finca, permitió habilitar todo el edificio como colegio. Dentro de esta transformación progresiva en 1981 se inauguraron tres Hogares con capacidad para veintiséis niñas de diferentes edades, en cada uno de ellos. Con ello se acomodaba el internado a las nuevas formas de educación, más familiar y cercano.

Finales del siglo XX hasta hoy

Dentro de esta transformación progresiva en 1981 se inauguraron tres Hogares con capacidad para veintiséis niñas de diferentes edades, en cada uno de ellos. Con ello se acomodaba el internado a las nuevas formas de educación, más familiar y cercano.

Durante los años 2005 – 2009 se realizó la construcción del Colegio, tal y como lo conocemos en la actualidad.
Desde su fundación el colegio se ha sostenido, además, de las aportaciones de las hermanas de la Congregación, con subvenciones de instituciones y donaciones particulares. En la actualidad, es un Centro Concertado en las etapas de: 2º ciclo de Educación infantil, Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria.

Somos un Colegio familiar, donde ofrecemos una atención individualizada. Trabajamos desde los valores cristianos para desarrollar en nuestros alumnos un óptimo aprendizaje social y emocional. Favorecemos la integración, la creatividad, la iniciativa, el aprendizaje por descubrimiento, el trabajo en grupo y el respeto hacia la diversidad.

Esta casa tiene el honor de cobijar en su capilla los restos de Madre Teresa Rodón Asencio, fundadora de las religiosas franciscanas de Ntra. Sra. del Buen Consejo, y cuyo carisma anima a nuestra Comunidad Educativa.